La inversión no es una apuesta. Apuesta el que no sabe, el que espera la divina providencia, el que confía en el azar sobre todas las cosas a falta de un argumento que le oriente hacia un camino más seguro. Invertir es para los que saben, o depositan su confianza (que no azar) en manos expertas que les va a otorgar la mejor opción para que su dinero crezca.
El riesgo es desconocer. El conocimiento no solo nos hace libres sino ricos, entendiendo la riqueza sobre los contornos que cada cual establezca, dinero, salud, tiempo, familia… o, porqué no, todo ello a la vez.
¿Alguien apostaría todo su dinero, sus propiedades, sus recursos a un solo número en la ruleta de un casino? La respuesta no es tan obvia en tanto que hay quien lo hace. Apuestan por tener todo su dinero en el banco, apuestan todo a un modelo de criptomoneda que han descubierto en internet, apuestan por poner todos los huevos en la misma cesta en lugar de diversificar aconsejados por un profesional… o sea, exactamente igual que si jugasen a la lotería o lo apostasen todo al 23 rojo.


